El inquietante obstáculo Pellegrini
Las viejas distinciones que han alimentado la conversación del fútbol patrio se agotan. Del combate mourinhistas-guardiolistas queda poco. Se ha impuesto una nueva corrección, una humildad más humilde: la fe cholista, que mezcla a unos y a otros elevada ya al grado de «creencia». Así, los que defendían la libertad pelotera mourinhil ahora le tuercen el gesto al ardor simeonita, o lo critican por lo bajini; y los mismos que atacaban a Mourinho no oponen ningún remilgo estético al Atlético.
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